Tenían  razón


¡Qué ganas tengo de salir! Y me pregunto. ¿Es verdad que tengo tanta necesidad?

 Cuando trabajaba, me decía durante el trayecto. He tenido que madrugar, he despertado a mi mujer, a mis hijos,  “con la ilusión que me haría el poder compartir las tareas de la casa, jugar con mis hijos”, leer, escribir…  ¿Estoy pensando la verdad?  ¿Es ilusión o apariencia?

 Ahora tengo un bichito con corona que no lo veo por ninguna parte, pero que hasta que lo pueda localizar, me da la oportunidad de poder disfrutar de todas esas añoranzas que tanto sueño, y refugiarme en estos deseos y con todas las garantías y apoyos tanto de mi familia como del Gobierno.

 Resulta que ahora también me es difícil el estar todo el día en casa… ¿Se puede saber lo que quiero? Me llaman para ver si necesito algún tipo de ayuda. Me ofrecen teléfonos para traerme la compra a casa.  Me han hecho unos análisis y por teléfono me dan los resultados, sin necesidad de madrugar y tener que hacer fila en la consulta, tengo tiempo para ver las noticias, “lo único que me gusta de la tele”. Salgo a aplaudir a la ventana en apoyo a los sanitarios para que este confinamiento se termine pronto. ¿Qué mas puedo esperar?

Por fin llega la noticia esperada: —El Gobierno aprueba la salida controlada. Las noticias son poco seguras a los cumplimientos de  libertades ofrecidas. No faltan los descontentos del porqué no dar más manga ancha. Invito a María mi mujer y a mis dos hijos José y Pedro  de 8 y 10 años a dar el primer paseo por el parque. María me dice que mejor esperar un par de días hasta ver los primeros resultados. Pedro el mayor, se une a la idea de su madre. José, con muchas ganas de salir, pero la actitud de su madre y su hermano, decide unirse a ellos. Así que tengo que decidir por mí mismo. —¡Adiós! Voy a darme una vuelta, enseguida vengo.

Salí para una hora, a los 10 minutos volví corriendo

Andrés Puente     14-05-2020