Son las ocho de la mañana. Me levanto y salgo a la terraza a ver cómo pintaba el día. Estaba algo nublado con unos preciosos colores rojizos, amarillentos y azulados que se introducían entre las nubes. No se oía nada, un silencio total, el cielo entre nubes un azul limpio. Me senté en un sillón a contemplar los reflejos del Sol  y escuchar el silencio de la mañana. No tardó mucho tiempo que se posó un pájaro negro en la antena a unos diez metros de distancia, —¡yo me dije, este me va a dar la lata! Pero no fue así, todo lo contrario, con su precioso canto, me terminó de completar la orquesta.  “El ruido del silencio y el solista pájaro cantor, no puede haber mejor combinación”…
Pasó un buen rato, hasta que la orquesta terminó y, el pájaro se marcho, quedándome  solo con el silencio.

Al poco  tiempo, entre el silencio, oía un pequeño susurro de la casa de alado, no los veía ni los conocía. A él, apenas se le entiende lo que dice. Ella, sí que levantaba ligeramente la voz. ”Puedo descifrar que hablan del silencio de la calle y de la preciosa vista del Cielo”…

Pronto cambiaron de tema. —Él le pregunta, con voz más alta, ¿Cómo llevas el confinamiento? —Ella, ¡bastante bien! lo que más me cuesta son las noticias que dan tan confusas, nadie sabe nada en concreto. Llegan informaciones por todos los medios y todos se contradicen, mezclando bulos y verdades. Se presentan como doctores de la Universidad tal o cual, siempre de las más destacadas con unas experiencias de investigación del más alto prestigio... —Él le dice—. Yo también  estoy cansado de que me llenen el móvil de todo ese tipo de vídeos, he decidido borrarlos sin abrir… con tanto bla, bla, bla.

Me molestaba ese tipo de conversación. Me entré a la cocina a hacerme el desayuno. Cuando salí a la terraza a desayunar ya habían desaparecido. Volví a escuchar el silencio del principio de la mañana. Junto con mi desayuno, volví a estar en la gloria.

Andrés Puente    24-04-2020