Quiero escribir un cuento que lleve mensaje, pero no encuentro el personaje adecuado.

Había pensado en Pepito, que es listo, pero orgulloso, lo he descartado. Pablito es bueno, pero miente mucho, tampoco encaja con el que yo quiero. A ver, si a la tercera va la vencida. Luisito es bueno con sus padres y hermanos, pero pega a sus compañeros. Tampoco. Vuelta a empezar. Nada, que no encuentro al personaje protagonista. Es como si hubiera entrado en la página en blanco del escritor. 

Estaba sentado en mi sitio favorito que es la librería de mi casa. Es un sitio tranquilo y con un buen paisaje. Mi vista se dirigió a los libros. Vi uno pequeño, era El PRINCIPITO. Entonces fue como si se me hubiera iluminado la bombilla de mi imaginación, como si lo invisible se hiciera visible. 

El PRINCIPITO es un cuento con muchas enseñanzas. Lo había leído hace algún tiempo y visto en película por la televisión, y me pareció entrañable. Miré la portada con su fotografía, y parecía como si me estuviera mirando. - Vas a ser mi protagonista, -le dije.

Del Principito salió una inocente e infantil sonrisa, y comenzó al decirme: 

.- Vengo del asteroide B-12. He visitado varios planetas y he llegado a la Tierra. He observado que el mundo de los mayores es muy extraño. He conocido a un geógrafo que conocía todos los países del mundo, y no se conocía a sí mismo. Si les dices que he visto una casa con geranios en la ventana, no se imaginan la casa. Pero si les dices que vale cien mil francos, entonces exclaman: ¡Qué hermosa es! Hay que hacer de la vida un sueño, y del sueño una realidad. He visto llorar. ¡Es tan misterioso el país de las lágrimas! ¿Ves esto? Es una corteza. Pero eso es lo exterior. Hay que ir más allá, pues lo verdaderamente importante, es invisible. 

Hubo un silencio. Aproveché y le dije: 

.-¿Sabes que tu cuento lo escribió un aviador

.- ¿Qué es un aviador? ¿vuela?, si vuela por el cielo es que viene de otro planeta. Cuando llegué aquí no vi a nadie. Una serpiente me dijo que había caído en un desierto de la tierra. ¿Sabes una cosa? Yo levanto los ojos al cielo y me pregunto si las estrellas se iluminan para que cada uno pueda encontrar la suya. 

Conforme iba escribiendo me iba enganchando a este personaje que seguía hablando y haciendo preguntas: .-¿Tendré que soportar alguna oruga si quiero conocer las mariposas?, -me decía. 

Anochecía. El Principito me dijo que pronto se tendría que ir, porque tenía que ir a cuidar a su rosa. Le contesté:.- Te comprendo perfectamente. Yo también cuidaba a mi querida Azucena, pero se fue al jardín del Edén.

.- Y ahora dices que te vas a ir, cuando te había encontrado como mi personaje adecuado. Tendré que empezar de nuevo. 

- Escucha, yo me iré, pero siempre estaré allá arriba en las estrellas. Por la noche, abre la ventana, y mira el firmamento. Cuando veas una fuga de estrellas, pide un deseo...

Tú quieres un protagonista esencial, que te haga sentir. Recuerda siempre, que lo esencial es invisible a los ojos, y que sólo se siente de verdad con el corazón.

RBC