Hoy me habÃa hecho el firme propósito de tomarme un descanso. De dejar de asomarme a esta ventana que me ofrecen las páginas del blog.
Son ya más de veinte veces las que he abusado del desahogo y el atrevimiento que proporciona el sentarse ante el teclado y compartir pensamientos libres con todo el que quiera leerlos.
A veces, esa" obligación "que me he impuesto, crea dependencia. Y si no enciendes la pantalla del ordenador y no comienzas a plasmar retazos de tu sentir, una sensación de ansiedad y culpa te inunda por completo.
También una sujeción al imaginarte que, al otro lado, hay alguien que espera tus comentarios. Entonces te adivinas prisionero de ese desconocido, sin el cual ya no eres nada.
Hoy, como antes decÃa, querÃa desintoxicarme. Dejar la mente en blanco y pensar en otras cosas. En nuevos proyectos que me van surgiendo de la nada en estos dÃas de confinamiento.
Es curioso como somos o como soy. Del aburrimiento y la impaciencia más absoluta, del no saber que hacer, del pasar hojas en blanco del calendario, a tenerlas llenas de anotaciones que no te dejan casi ver el dÃa que se anuncia.
Ahora quiero abarcar más y más cosas... Como se dice: "de la gran secada a la gran remojada" . Crear un nuevo blog, reeditar viejas pelÃculas que permanecÃan empolvadas, apuntarme a clases de piano online... Vamos, que me falta tiempo en estos dÃas interminables.
Pero al final, la obligación, la dependencia ha hecho que, como los panaderos, me haya levantado a las cinco de la mañana para amasar la reflexiones de cada dÃa.
Hoy no he hablado de angustias, de virus, de vida o de muerte. Hoy casi, casi me he confesado ante quien pueda y quiera leerme.
Espero que la penitencia me sea leve...
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