Tengo que daros las gracias. Gracias por todo. Gracias a tod@s.

Gracias por haber permitido que me asomara al calor de vuestros hogares. Gracias por dejarme atravesar el umbral de vuestros sentimientos. Gracias por reír conmigo, cantar conmigo, sentir conmigo y alguna vez hasta llorar conmigo.

Gracias a vuestra cercanía, a vuestro respaldo,  he retomado una afición que permanecía dormida.

He pretendido superar, cada noche, el  difícil reto de contagiar con un poco de mí mismo. He intentado trasmitir mis sospechas,  mis soledades, mis sensaciones. Y siempre he querido exigirme un mínimo de rigor literario, para compartirlo con todos y cada uno , aunque seguro que no siempre ha sido así.

A veces, Ricardo bien lo sabe, las musas te persiguen, te acosan, se precipitan hasta exigirte plasmar sus destellos en  un trozo de papel.  A veces se muestran huidizas, se resisten, se disipan y te obligan a trastocar tus pensamientos y a parapetarte en nostalgias.

Esta dulce obligación que me ha cautivado cada vez más, como rehén de la luna, me ha servido de sutil receta: me ha henchido de esperanza en la desesperación. Y ha cambiado mi debilidad por dinamismo, llenando mis días en esta época convulsa que estamos viviendo.

Por todo esto, por ser albaceas de mis suspiros, notarios de mis silencios, actuarios de mis pesares, mi gratitud infinita y mi reconocimiento eterno.

Hoy sois vosotros mis protagonistas, mis insignes, mis amigos... Gracias. De nuevo gracias.



"Amigos para siempre" - Los Manolos