La música coral no es uno de los lujos de la vida. Es algo que se dirige al corazón mismo de nuestra humanidad, a nuestro sentido de comunidad y a nuestras almas.

El cantante coral expresa, cuando canta, su alma en el canto y cuando se une a otros cantantes, conforman más que la suma de las partes. Todas esas personas están abriendo sus corazones y sus almas en perfecta armonía, lo cual es un verdadero emblema de lo que necesitamos en este mundo, cuando gran parte del mundo está en conflicto consigo mismo sólo para expresar, en términos simbólicos, cómo es cuando los seres humanos están en armonía.

Esta es una lección para nuestro tiempo y para todos los tiempos.

Creo en esto profundamente, y la excelencia musical, por supuesto, es esencial. Pero si un coro no es el mejor del mundo, el hecho de que se reúnan tiene un valor social y un valor comunitario.

Y siempre digo que una Iglesia o un colegio sin coro es como un cuerpo sin alma. Tenemos que tener un alma en nuestras vidas y todos los que han cantando en un coro me dicen que se sienten mejor por hacerlo. Sin importar las preocupaciones del día, si se reúnen, tal vez, después de un largo día de colegio o de trabajo, de algún modo dejas tus problemas en la entrada. Y si estás ahí sentado haciendo música por un par de horas al terminar el día, eso es lo único que importa en ese momento, y te vas reconfortado, te vas renovado. Y ese es un valor que va más allá de la música misma.

Por supuesto, como músico, lo atribuyo, esencialmente, a la música. Pero todos estos valores anexos, simplemente, se alzan como un faro.

Creo que nuestros políticos deben tomar nota. ¿Alguna vez lo hacen?

Y nuestros educadores, aquellos que deciden los presupuestos para la Educación, los presupuestos para las Iglesias, deben recordar que no se trata de un lujo. Es como un gran roble que emerge desde el centro de la especie humana y despliega sus ramas por todas partes.

Eso es lo que hace la música por nosotros. Y la música coral debe considerarse como uno de los ejemplos supremos de aquello.


John Rutter

Director y compositor